Hay quienes sostienen que la charla climática es una de las formas del Don de Lenguas de la Santa Biblia: es universal e iguala, más allá del origen o formación, a las personas permitiendo el diálogo. Algunos escépticos y conservadores dilapidan la charla sobre los fenómenos meteorológicos adjudicando que la insoportable banalidad de las mismas es menos deseable que el más incómodo silencio, agregando que las cuestiones casi nunca se constituyen en un verdadero diálogo, siendo a lo sumo meros monólogos, a su vez, banales.
Lo cierto es que el lenguaje universal del clima permite por ejemplo que especímenes de la estirpe más diversa entablen y sostengan una amena conversación mientras coinciden, por ejemplo, en el hueco de un ascensor.
Algunos exagerados afirman que incluso permite la momentánea comunicación entre un hombre y una mujer.
La charla climática suele adoptar la siguiente fórmula:
- Onomatopeya de cansancio o sufrimiento + Afirmación sobre la rigurosidad del clima + cara entornada de sufrimiento y mirada hacia arriba, como invocando la piedad de los dioses.
- Confirmación o negación monosílaba de lo anterior.
Veamos un ejemplo:
- uffff... que calor! - dice Juan con cara de sufrido.
- Si... jajja - Responde ella.
Algunos extremistas defensores alegan que incluso uno puede intentar una aproximación amorosa por medio del lenguaje climático. No dan fe de los resultados en este mundo donde el romanticismo y la poesía ya no deslumbran a nadie, dicen.
Citan el siguiente ejemplo:
El sube en el piso 13. Ella en 11.
En el piso 10 él dice, con cierta timidez:
- Hola...
- Hola - Responde ella sin voltear, mientras mira la cuenta regresiva de los pisos.
- Que calor... mucha humedad - Dice Juan, tocándose la frente.
Ella apenas asiente y hace una mueca ambigua con la boca.
- Un calor y una humedad infernales, serían insoportables de no haberme cruzado con la brisa fresca de su mirada, srta. - Arriesga él.
Ella lo mira, pone su peor cara de asco y dice:
- Si no quiere que la brisa fresca de mi mirada se convierta en los vientos huracanados y en la tempestad de mi enfado olvide que me ha visto.
Al llegar a planta baja, se abrió la puerta y Juan R. Martinez bajó solo del ascensor, quedando éste vacío...
Agradecimiento:
Agradezco la colaboración, tal vez involuntaria, en la comprensión de la importancia y la universalidad del lenguaje climático a una mujer hermosa con la que, logicamente, hablamos sobre el clima... :-P
Agradecimiento:
Agradezco la colaboración, tal vez involuntaria, en la comprensión de la importancia y la universalidad del lenguaje climático a una mujer hermosa con la que, logicamente, hablamos sobre el clima... :-P