14 de diciembre de 2007

Miradas de brisa


-Cómo luce su mirada de brisa? – Me dije casi un suspiro, algo cansado y algo emocionado.

Creo conocerla desde hace años, y esto no verso, ni halago.

Creo conocerte pues ya te intuía en la danza de las hojas de los árboles, en el polvo que vuela en un horizonte algo lejano y añorado, en la caricia de algodón y nieve que eriza la piel cuando se sale empapado de mar y sal, en el vuelo algo cambiante y siempre constante de algunas aves que desvían su volar siguiendo al viento, en una nube que se alarga y parece transformarse en acuarelas hasta desaparecer en la nada lejana, en las ondas hermosas en la superficie de un lago alejado e inhóspito, en la caída de una hoja, en la caída de una roca empujada por la brisa juguetona, en los remolinos de la lluvia, en la inclinada travesía del humo, oscuro o claro, que asciende hacia el Elíseo, en el vuelo giratorio y pueril de una bolsa, en la silueta móvil de un barrilete añejo y gris en mi memoria, en la llovizna irisada bajo una cascada (de esas lloviznas que se miran con los ojos cerrados), en un perfume repentino y transitorio que sabe a tilo o a jazmín perfecto, en un fuego que pulula y se contorsiona dibujando sombras y borrando luces en una noche de estrellas lejanas y abrazos cercanos...

En fin, iba a preguntarte como luce tu mirada de brisa... cuando me pregunté si no la conocía. Busqué en mis recuerdos encofrados y atesorados y me encontré con tus ojos claros mirándome... y me encontré mirándote desde hace tiempo...

Cómo luce su mirada de brisa?
-Luce a muchos recuerdos y vivencias de tu propia vida me dije sonriendo...

Te reconocí al instante.

Diego A. Marino