20 de octubre de 2013

Los primeros indicios

primeros indicios...

Haciendo caso del pronóstico meteorológico, el cielo parece estallar. Los destellos definen una figura. Es la silueta de un hombre. Parece una caricatura hombre, algo desgarbada y desproporcionada.
Víctor está Inmóvil, como hipnotizado, con la mirada perdida en el cielo.
Magdalena se acerca, delicada y casi sin ruido. Acaricia la espalda de su marido:

- Los genios nunca duermen, lo se… pero tu insomnio comienza preocuparme… - Dice burlona y apoya su mejilla en el hombro de Víctor.


No hay respuesta.
Como un niño asustado, apenas atina a abrazarla. Se derrumba en sus brazos.

- Qué pasa, Victor? - Ha percibido su angustia

Estalla en llanto.

- Mi amor, qué pasa? 

Intuye el dolor de aquel hombre, a quien ama, siente como si se le cerrara la garganta, lo abraza fuerte y sin comprender rompe, también, en llanto.


---
Una oscuridad sin nombre comenzaba a apoderarse de su alma, infiltraba silenciosa e indolente cada milímetro de Víctor. Para no preocupar a Magdalena, solía contarme sus cambios y su preocupación, sus teorías:

- Se que sos un hombre de ciencia, pero siento que algo está naciendo en mi, Lambertucci... - Hizo silencio...

- algo aterrador que se va adueñando poco a poco de mis funciones... poco a poco me va reemplazando.

- Me estás diciendo qué tenes cáncer?

- No entendés, Roberto, esto no es únicamente orgánico... Lo siento muy adentro mio: alguien o algo me está reemplazando.

Todos fuimos testigos de los pequeños cambios que iban teniendo lugar, sin embargo solíamos ignorarlos con racionalizaciones. Nos negábamos a aceptar lo que estaba sucediendo frente a nuestros ojos, como suele pasar. Pudimos convivir con ese engaño hasta que la transformación fue grosera y muy evidente.