Vellmount atesoraba estas historias porque en ellas lo excepcional era cotidiano, era parte de los seres. Lo extravagante radicaba en no poder convertirse en abeja, en otros hombres, en ignorar la eternidad. En estas historias también se escondía la más honda nostalgia, Ud me entiende.
Metamorfosis N 1:
La metamorfosis del ingeniero Ignacio Mozetic era más bien humilde. Luego de cada jornada laboral se dirigía a un terreno baldío y buscaba algún rinconcito soleado.
A medida que se adentraba en el terrenucho y los yuyos rozaban sus patas iba aflojándose la corbata. Se le caía el maletín. Ya jadeando, y en un movimiento más bien torpe, se desprendía el cuello de la camisa y se tiraba a descansar.