16 de septiembre de 2012

acrobacias en el aire

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Recuerdo la primera vez que Vellmount vio acrobacias en tela. Se quedó congelado, inmóvil... Seguramente su corazón de niño estaba conmovido.
Recuerdo que se sentó y estuvo horas observando, anónimo, las piruetas que ejecutaban los artistas bajo una cúpula salpicada de sol y de nube.

Cuando los ojos de Velmount adquieren ese brillo... uno sabe que debe sentarse a esperar: uno aprende a conocer a los niños. Lescano había seguido “su rumbo”, estábamos solos:

- El tiempo del mundo es nuestro, mi niño - Murmuró Carlos, y esbozando un sonrisa se sentó al lado del niño Vellmount.

Telas amarillas, azules, rojas y naranjas adornaban aquella tarde de septiembre, se agitaban al viento, contorneándose en espirales de delicadeza y suavidad.
Los artistas ejercían su arte con la mayor seriedad.

Sin mirarme me tomó de la mano, casi temblando:

- Tellería estás viendo? No solo se trata de desafiar a la gravedad y con ella a toda la física. Se trata de dominarla, de hacerla tu amiga, de volverse cómplices y así lograr el más alto principio al que el ser humano pueda aspirar, el principio por excelencia: la belleza. La naturaleza y el ser humano olvidan, por un momento, sus rencores y nos regalan la belleza en una forma, , en el movimiento armónico, en el balance justo entre el caer y el subir, entre fuerza, elasticidad y gracia, la alternante precisión entre sujetar y soltar, nos regalan la estética inmaculada. Danzan en el cielo, Tellería, eso hacen.

Hizo un silencio.

- Danzan en el cielo, danzan en el cielo y nos regalan belleza. Son, a su forma, dioses y nosotros sus testigos... testigos de la belleza.

Se recostó sobre la hierba y siguió observando con esa mirada que todo lo penetra. Me recordó, como tantas otras veces a Oscar Wilde, esta vez por su obsesión por la estética, por los sentidos, el alma y la reciprocidad entre ellos.


Roberto Lambertucci


"La belleza es muy superior al genio. No necesita explicación."
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"Sólo los sentidos pueden curar el alma, igual que sólo el alma puede curar los sentidos." 

O. Wilde