Expando mis brazos simulando que puedo encontrarte en cualquier esquina...
Me conformaré sólo cuando haya brotado las semillas para nuestra próxima primavera. Todas las estaciones son una excusa perfecta para conjugar lo que tú inspiras.
Foto y texto: Oscilante
Me recordó, la foto y el texto una vieja historia.
Hace tiempo conocí a cierto hombre que amaba a cierta mujer. Por esas cosas de la vida tuvieron que separase fisicamente. Ella sufría infinitamente más la distancia, la ausencia de cotidianos, y anque el sufría lo sobrellevaba bastante mejor, los hombres solemos sobrellevar mejor el sufrimiento espiritual (no el físico... muchas veces un resfrío es una catastrofe).
Sus lágrimas amenazarón con inundar la ciudad y erosionar el brillo de sus mejillas mustias.
Fue así, que un buen día recibío una carta, sumamente escueta, a lo sumo media carilla. En la carta, escrito con una bic azul y con la letra infantil y desprolija de un hombre muy inteligente, como suele pasar, descifró lo siguiente:
Hace tiempo conocí a cierto hombre que amaba a cierta mujer. Por esas cosas de la vida tuvieron que separase fisicamente. Ella sufría infinitamente más la distancia, la ausencia de cotidianos, y anque el sufría lo sobrellevaba bastante mejor, los hombres solemos sobrellevar mejor el sufrimiento espiritual (no el físico... muchas veces un resfrío es una catastrofe).
Sus lágrimas amenazarón con inundar la ciudad y erosionar el brillo de sus mejillas mustias.
Fue así, que un buen día recibío una carta, sumamente escueta, a lo sumo media carilla. En la carta, escrito con una bic azul y con la letra infantil y desprolija de un hombre muy inteligente, como suele pasar, descifró lo siguiente:
Luego de pensarlo largo tiempo, comprendo que la distancia por momento es insalvable. Sin embargo le encomendé a los rayitos de sol y a la brisa que te den las caricias que personalmente no puedo. Te quiere.
Fue así que ya no lloró durante su ausencia. Pues los mimos del amado distante, que tanto necesitaba, se extendían, como consuelo y promesa, en la caricia del sol o en el roce de la brisa.
Más tarde volvieron a juntarse. Estuvieron un tiempo, pero lamentablemente una distancia ideológica se abrió entre ellos (él se hizo más racional y ella... ella se hizo aun más cristiana), y esa distancia si que muchas veces resulta infranqueable. Los consumió primero y, finalmente, logró lo que la erosión del tiempo y la distancia juntos no pudieron... los alejó definitivamente y en cierta forma los enemistó espiritualmente.
Más tarde volvieron a juntarse. Estuvieron un tiempo, pero lamentablemente una distancia ideológica se abrió entre ellos (él se hizo más racional y ella... ella se hizo aun más cristiana), y esa distancia si que muchas veces resulta infranqueable. Los consumió primero y, finalmente, logró lo que la erosión del tiempo y la distancia juntos no pudieron... los alejó definitivamente y en cierta forma los enemistó espiritualmente.