Hombre soy;
nada humano
me es ajeno
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Terencio
Con los años llegué a creer que Hernán Vellmount, Fabricio Nogueira (el coleccionista de insectos), Adolfo Lescano, Luciano Fortunato, Carlos Alberto Tellería (el fotógrado), Julieta Perez Mendizabal, Laura y Elizabeth Arcamone, Theodore Brodsky, el hombre excepcional, Alberto Spagnolo, Víctor Manuel Nogueira (el padre de Fabricio), Magdalena Petraglia (la mujer de Víctor Manuel), El ingeniero Ignacio Mozetic, Pilar Almagro Diaz, Bárbara Simini, Tony Kotzarew, Elsa Tori de Rolón, Luis Antonio Bonifacio, Helena Gonzalez Roffo y tantos otros que no recuerdo y otros tantos que aún no conozco no eran más que una ficción. Mi ficción más bella. Una exageración divergente, una reducción al absurdo de nimiedades de una psicología única y de una persona íntegra que se condensaban en personajes ficticios.
No era así, que ingenuo he sido.
En la madurez de mi vida, comprendí cuán errado estaba: soy yo, soy su refinada y más compleja ficción. La convergencia no de una, ni de diez, ni de cien, sino de diez mil existencias dispares y contradictorias, algunas incompatibles, en una misma psiquis. Soy esa quimera, absurda y siempre incompleta. No soy nada pero a veces, contadas, lo soy todo. Soy el cronista, el Dr. Roberto Lambertucci.
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Roberto Lambertucci