Hoy es el aniversario de la ciudad en la que nací, que cobijó mi infancia y nutrió mi adolescencia.
Ciudad en la que todavía quedan medianeras bajitas, por donde los vecinos se prestan el diario, charlan e incluso se comparten un mate.
Pueblo todavía con mañas de gran urbe.
Ciudad de limpias avenidas y floridas ramblas.
Cuanto recuerdo niño de colonia de vacaciones en Barrio Alegre y Argentino.
Cuanta tarde de pileta y cuanto sol en el Sindicato del Seguro y Ferro.
Cuantas hamburguesas con amigos y cuanta caminata en ese parque, de infinitas estrellas en el anfiteatro.
Cuanto chicle y cuantas colas para el cine barrio alegre.
Origen de la vauquita y del dulce de leche Cauca, de los alfajores Caldentey!
Cuna de gente sorprendente, de algunos tipos locos que, por ejemplo, de la basura te sacan cimientos, o bestias que de un cañonazo hacen sonar a su ciudad en el otro extremo del globo.
Las concurridas tardes de farmacia mayo y Electroshow.
Qué decir del CEF N° 18, donde Sergio Aristimuño, era profesor y amigo, de las tardes y de la gente linda que ahí conocí.
Cuanta añoranza hoy lejana del altruismo noble de un nuevo sol.
Cuanto nostalgia de club progreso, donde Poroto Abasolo desentrañaba, por amor al arte, los secretos y las mañas de la pelota a paleta a un grupo de adolescentes revoltosos.
Cuanto Dige y cuanto “Promo” se me amontonan en la memoria. De mañanas milagrosas en las que Marcelo Broca se esforzaba en enseñarnos historia, de Estanislao y sus Aldehídos, de los recreos y los sanguchitos de la normi.
Desde lejos se te recuerda aún más linda, casi perfecta, casi redonda. Se te recuerda como siempre te supe querer, como si nunca me hubiese ido.
Feliz aniversario, Trenque querido