[...]
Y ante la mirada congelada de Adolfo, Vellmount siguió hablando:
- Usted, Lescano, potencialmente podría seducir y enamorar a todas y cada una de las mujeres que pretenda o lo pretendan... Incluso me animaría a decir que ya lo ha hecho. Es por eso, mi amigo, que ha de estar condenado a la más austera y rotunda soledad.
[...]
Fragmento de una calurosa charla que mantuvieron Adolfo Lescano y Hernán Vellmount, recopilada para el arte de la invisilibilidad por el Dr. y Biógrafo Roberto Lambertucci.