- Miro la luna, llena, que se eleva en silencio sobre el horizonte de cemento y no puedo evitar recordarte.
- Miro la luz de un avión que se desliza suavemente surcando el firmamento y no puedo evitar recordarte…
- Abro la ventana y el crujido del pestillo deslizándose me lleva a recordarte…
- Adolfo, dejame resumir tu situación asi puedo dormir: no dejo de pensar en ella – musitó Vellmount a un Adolfo, que conmovido y pensativo, afirmó con un gesto de cabeza.