8 de julio de 2007

Lo que un parpadeo



Pocas veces mis ojos se han deleitado observando tanta belleza...
En este instante contemplo una rosa china.
Su flor, roja intensa, parece sobresalir humildemente
sobre todo el entorno, no tan intenso, no tan puro.
Su belleza, aunque deslumbrante, dura lo que un parpadeo...
Solo un día... y luego se deja caer... Me pregunto el porque.
¿Por qué siendo tan bella, tan perfecta, un retrato inmejorable
de la grandeza de Dios y de su creación, es tan fugaz?
Quizás en el esfuerzo por ser bella,
por apuntar a la perfección en un mundo no tan perfecto,
por aspirar a la máxima pureza agote todas sus fuerzas...
Por lo que muere...
Ha descubierto que para mejorar,
para crecer, para ser fuerte y bella es necesario donar la vida...
Aunque duela...
O quizás entienda que solamente luego de su caída
podrá nacer, podrá florecer otra nueva flor..
Por lo que decide ser lo más bella que pueda,
pero la belleza alcanzada
no le hace olvidar a sus futuras hermanas por lo que,
cuando su esplendor es el más maravilloso que puede alcanzar,
justo en este milagroso momento, decide caer...
Quizás nos quiera mostrar,
a los humanos (muchas veces incapaces de maravillarnos con su ejemplo),
la fugacídad de todas las cosas,
sobre todo de las más lindas, de las más hermosas...
¡Duran lo que un parpadeo!,
un eterno instante en el que nos sentimos vivos.
O tal vez quieran mostrarnos la importancia
de aprovechar estas cosas,
estos pequeños milagros de todos los días,
lo mejor que se pueda mientras duren...
Mientras haya vida...

Adolfo Lescano
Trenque Lauquen, 6 de Febrero de 2002