El recuerdo más nítido es el presente. Casi nadie nostalgia en el presente. Es cierto, también, que tampoco se nostalgia en el futuro.
La nostalgia se constituye en tiempo pasado. No en cualquier pasado, sino en un pasado cercano, en ese limbo. En un pasado próximo, a uno o dos dedos de distancia, que sin embargo es inalcanzable, irrecuperable. Está allí, frente a nosotros, separados fatalmente por esa misma proximidad. En la contradicción de esa cercanía inalcanzable radica un poco la nostalgia.
Con el tiempo todo se desdibuja, se vuelve imperfecto, se cubre de incertidumbre. Es pero no es, o quizás es imperfectamente o tan solo es el fantasma desdibujado de lo que fue.
El rol artístico y lúdico de la escritura se ve favorecido por esos baches en la memoria, por los detalles ausentes, que se van perdiendo inexorablemente con el paso del tiempo. Pérdida de la que somos concientes, que, lejos de pasar desapercibida, nos angustia y desespera por su caracter inevitable.
Nostalgia que muchas veces nos lleva a escribir para no olvidar.
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En la solapa de un libro de Murakami: Tokio Blues. Firmado por Diego Marino.
Traducción*: Roberto Lambertucci
*NOTA: El texto estaba escrito en español, sin embargo fue necesario descifrarlo. En un texto de Lambertucci sobre los símbolos hace referencia a este tema: - la letra de médico es casi un sistema simbólico particular, propio de cada individuo y de cada momento. Incluso podría decirse que ningún médico escribe dos veces con la misma letra: la escritura es única e irrepetible. De lo cual se deduce que es inentendible incluso para ellos mismos.