20 de marzo de 2014

Heterocromia...


- Comprenderá mi sorpresa, Hernán, cuando un buen día desperté y las perspectivas habían cambiado radicalmente, creí que todo era un mal sueño...

- Se refiere a que percibía las cosas de otro modo, con otra conciencia, quizás más primitiva? -Preguntó Vellmount

Hizo un silencio, y respondió:

- No se trata de percepciones, mi amigo. Tampoco es una burda metáfora de un cambio de paradigma intelectual o emocional, no me refiero a eso, a una iluminación o satori… lisa y llanamente, con la misma conciencia, veía las cosas desde abajo. Percibía lo que percibía, no había distorsiones: la altura de mis ojos estaba más de un metro por debajo de lo habitual.

- Sorprendente, entonces es una metamorfosis parcial, conserva intacta sus funciones cerebrales superiores, la conciencia, la memoria siguen siendo humana - Comentó Nogueira

Hizo una pausa, como si reflexionara, y con una mueca de ironía, agregó:

- Metamorfosis parcial, te suena Lambertucci?

Como si algo desgarrase desde dentro el alma de Lambertucci, este afirmó con un gesto que denotaba un gran pesar… no emitió una sola palabra.
Víctor sacudió la cabeza y sonrió.

- Continuemos - dijo Vellmount
- Usted dirá - suspiró Ignacio Mozetic
- Conserva su conciencia, es correcto? - Preguntó Lambertucci
- Así es
- No entiendo, entonces qué pasa con la somatognosia? Preguntó Víctor

Ante la mirada desconcertada de Vellmount y Mozetic, Lambertucci aclaró:

- Víctor se refiere a la percepción de la imagen corporal que cada individuo tiene: usted se sentía un perro o todavía se creía humano?

- Cuando confirmé que no estaba soñando, primero pensé que la cuestión era ajena a mi. Sin embargo, cada movimiento torpe, cada gesto frustro, cada segundo que pasaba confirmaba que, innegablemente, no era el mismo. Poco a poco fui invadido por profundo desconcierto, como si mi antigua conciencia chocara violentamente con eso en lo que me había convertido…

- Las metamorfosis han de ser procesos de indicible sufrimiento - Comentó Vellmount

Lambertucci, nuevamente desgarrado, miró a Víctor quien a pesar de percibir sobre su espalda la mirada de Roberto, pretendió ignorarla y preguntó:

- En cuanto tiempo, aproximadamente, logró adaptarse y convivir con armonía a su nueva condición

Hernán notó la evasiva.

- No lo he logrado -dijo Mozetic y agrego:
- Estoy condenado a las tensiones de una existencia al menos dual… Han leído a Hesse?
- Abraxas! - Exclamó Víctor
- Exacto - sonrió Ignacio
- Creame que no está solo, Mozetic…
- Les agradezco, pero en verdad dudo que puedan ser capaces de comprender en carne propia lo que me sucede - Murmuró con pesar Ignacio

Víctor se acercó, estaba conmovido, puso una mano en el hombro de Mozetic.
Lambertucci abrió los ojos como si hubiese visto al propio diablo, se lo notaba inquieto. Nogueira percibió su nerviosismo, dirigió una mirada y con un guiño algo provocador dijo:

- Los metamorfos, por su condición única y excepcional, padecen el horror de sentirse aislados, sumergidos en una soledad absoluta que sumada a la oscuridad del proceso que han de transitar torna su existencia miserable e insoportable…

Lambertucci, estaba agitado, no quitaba la vista de Víctor, se frotaba las manos nervioso, ensayaba sutiles gestos como si intentara comunicarse con su amigo.

- Soy testigo de otros casos como el suyo - Dijo como quien no quiere la cosa

Mozetic levantó la cabeza, y en su gesto se leída una mezcla de curiosidad, alivio y decepción:

- Otros? Cuénteme por favor!

- Le bastará con saber que no es el único… eso aleja el sentimiento de soledad, mi amigo… su dolor llega a otras islas, no pasa desapercibido… Pronto se sentirá parte de una conciencia mayor, que trasciende al ser…
- Dios? - Preguntó Mozetic
- Llámelo como guste, pero tenga la certeza que no está solo, de hecho…

Lambertucci intuyendo la intención de Víctor, interrumpió:

- Solo puede convertirse en perro, Sr. Mozetic?

Vellmount notó nuevamente la actitud de Lambertucci, empezaba a relacionar acontecimientos y una hipótesis empezaba a tejerse en su mente.

- En realidad puedo convertirme en muchas cosas, pero el perro ha predominado…

Hizo una pausa, y agregó a modo de broma:

- Cada tanto cambio la raza, incluso a veces tengo un ojo de cada color!

Rieron.

- Por qué un perro? por qué pudiendo ser cualquier otro animal prodigioso, incluso mitológico uno elegiría transformarse en un perro de barrio? - Preguntó Vellmount
- Mis transformaciones no son completamente voluntarias…
- Pero por qué el perro? Insistió Hernán
- Miré, hace mucho tiempo que leí un libro de Bioy Casares…
- Bioy o Casares? - Bromeó Víctor
- Dormir al sol… siempre he disfrutado el descanso de los perros al sol, el sosiego de la tibia modorra sin la menor objeción de conciencia… intuyo que tiene que ver con eso. Estoy muy cansado, saben?

Entonces Víctor, con tono severo preguntó:

- Lo considera un don o una maldición?
- Verá, es una pregunta difícil de responder...
- Lo se

Estaba anocheciendo, Víctor se había quitado los anteojos y frotaba sus ojos. Lambertucci supo que era hora de partir:

- Muy enriquecedoras sus palabras, Sr. Mozetic… pero debemos partir.
- Me gustaría verlos en otra ocasión, si es posible...
- No dude que volveremos a encontrarnos, Mozetic… no lo dude - Dijo Víctor ya saliendo de la casa del Ingeniero.

Caminaban en silencio, la noche caía como un manto homogéneo sobre la ciudad, Víctor se había adelantado.
Hernán se acercó a Lambertucci y lo tomó de la mano. Lo miró a los ojos exigiendo respuestas.

Lambertucci comprendió:

- No es el momento, Hernán... no es el momento.

Secamente soltó la mano de Vellmount y apuró el paso hasta ponerse a la par de su amigo.