Afuera el paisaje se despliega con soberbia belleza. El tren de trocha angosta, la trochita, se desplaza lentamente y el sonido invita a la nostalgia. Sin embargo estoy aquí y ahora, observo a un niño. El paisaje es apenas una circunstancia, ya lo he dicho. Observo al niño, en sus ojos vivos se aglomeran los ojos de todos los niños, de todos los lugares y de todos los tiempos. Si me fijo bien, si me abstraigo del paisaje, comprendo la seriedad del asunto. En esos ojos se condensan, no solo los ojos de todos los niños sino también los ojos de todos los hombres y mujeres. Un sentimiento de fraternidad universal regresa a mi, como si despertara de un ensueño y me acaricia desde adentro, muy adentro. Ahora puedo volver al paisaje, uno con el mundo entero.
Invisibilisarte... Bromeaba Hernán. Si, esta es mi bitácora de viaje, un caprichoso rejunte de fragmentos literarios, fotografías, textos propios (también ajenos)... que alguien más se tomó el trabajo de recopilar
22 de abril de 2015
Humano soy
Afuera el paisaje se despliega con soberbia belleza. El tren de trocha angosta, la trochita, se desplaza lentamente y el sonido invita a la nostalgia. Sin embargo estoy aquí y ahora, observo a un niño. El paisaje es apenas una circunstancia, ya lo he dicho. Observo al niño, en sus ojos vivos se aglomeran los ojos de todos los niños, de todos los lugares y de todos los tiempos. Si me fijo bien, si me abstraigo del paisaje, comprendo la seriedad del asunto. En esos ojos se condensan, no solo los ojos de todos los niños sino también los ojos de todos los hombres y mujeres. Un sentimiento de fraternidad universal regresa a mi, como si despertara de un ensueño y me acaricia desde adentro, muy adentro. Ahora puedo volver al paisaje, uno con el mundo entero.
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